Game of Thrones en pedacitos VII

Lord Eddard Stark es un Pelotudo.

El tipo se mete a jugar el tan mentado juego de tronos, que no le gusta, y decide jugarlo según sus reglas del Honor y la Nobleza. Y claro, todos los que juegan juegan a ganar, Maquiavélicamente, en toda la amplitud de la palabra. Osea, no hay más regla que el ganar o morir. Y le dicen, ¿eh?. En la cara le dicen que está jugando mal, que tiene que jugar en serio o va a perder. Pero él no, cabezón como él solo sigue jugando como si hubiera reglas escritas. Y claro, va de visitante con 2 defensores y un cinco sin marca, porque la nuestra se debe hacer y le terminan haciendo siete, le terminan. Y encima la hija, la Sansa, que claramente la educó mal, le hace la gran Silencio Atroz. Bah, lo botonea con la Reina de pura incapacidad para salir de su nube de pedos. Qué quieren que les diga, se lo merece. Se merece todas y cada una de las derrotas, por Tarado.

¿Y se supone que hay que hinchar por este tipo? Bien merecida tienen la victoria los Lannister. Parcial, obvio, estamos a 2/3 del 1er libro de originalmente 4 y ahora 6. Pero bien merecido se tienen el reino, se lo ganaron. Realmente no veo por qué tengo que preferir que manden los otros. Si total todos parecen reinar pero no gobernar, y el resto de los habitantes lo único que quieren es que los dejen en paz.

Tampoco me como que esto sea como en las Tragedias, que el protagonista actúa como actúa porque está condenado a actuar así, porque está predestinado, onda Edipo o porque no puede actuar de otra manera sin traicionarse a sí mismo, onda Morfeo, Dream de los Endless. Bah, a lo sumo no me parece que esté predestinado. Y Dream también me pareció, en última instancia, un pelotudo.

Ahora quiero que vengan los salvajes unitarios del Este, comandados por el/la última/o de los dragones, y los pasen a todos por arriba. O que de una vez empiece la guerra contra los bichos de más allá del Muro, que parecen mucho más interesantes.

Digamos, luego de leer un par de capítulos más, que serán unos pelotudos como políticos, pero son excelentes generales. Quizás no grandes estrategas, pero sí grandes líderes. Tienen el principio de no mandar a sus soldados donde ellos no irían y el valor de verdad, el de ir donde tengan que ir, aunque tengan miedo. Alatriste lo aprobaría.

Que no queden dudas de lo groso que es este autor. No cualquiera genera en el lector tantas pasiones hacia los personajes. Y no sólo a los personajes. Ayer me acosté cansado, con la idea de que leía unas páginas y me quedaba dormido, y justo caí en la escena donde cae Eddard y se me disparó la adrenalina y no me pude dormir por un buen rato. En el libro siguen habiendo cosas que no me gustan, o mejor, que no me interesan, que no me llaman la atención. Sigue siendo muy lineal, siguen siendo muy buenos contra malos, y los buenos no me terminan de caer bien, pero es sólo una cuestión de gustos. Es posible que después de leer este libro no siga leyendo A Song of Ice and Fire al menos por un largo tiempo, y no se si querré ver la serie. Pero me saco el sombrero que no uso porque me da fiaca comprarlo e igual lo voy a perder, ante George RR (el Yaya) Martin.

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