Atocha, 6/11, Mediodía
Evidentemente esta edición del diario de viaje se escribe en los trenes o, en este caso, esperado los trenes.
El otro día en el tren escribía sobre una de las pocas decisiones importantes de mi vida y creo que logré llegar al final de la cuestión. Así que voy a tratar de aprovechar esta espera y el viaje a córdoba para terminar de contar de Barcelona y, quizás, empalmar con este Madrid de los últimos tres o cuatro días.
No se muy bien por dónde empezar, como ya expliqué en el texto anterior. El primer medio día que pasé en Barcelona (Barna para los locales) lo único que hice fue ir a la plaza Catalunya, la central (¡Volvió la plaza central!), bajar por la Rambla hacia el mar, sin doblar ni una vez hacia la ciudad vieja, frenar un momento en el puerto, caminar hasta la playa y volver al hostel. Creo que di una vuelta más a la noche. Después me fui a la montaña unos lindos días.
Momentos después a bordo del tren, rogando que no suba gente y viajar en este asiento
Al bajar lo primero que hice es, ya que estaba en Plaza Espanya, subir al Montjuic, que es un cerro al lado de la ciudad vieja, de donde se ve buena parte de la ciudad y también están el museo de arte de Cataluña (ex palacio real, creo) la Joan Miró y, arriba de todo, el castillo.
Arrancó el tren, sale almorfar y sigo. Listo. Por ahora seguimos por la misma vía por la que ayer fui a Toledo, tratando de pescar cuándo se abre (Toledo es fin de vía).
Decía que subí al castillo de Montjuic a pleno Sol y humedad cual si de otra ciudad (cof) se tratara. De ahí si mal no recuerdo bajé a ver las casas de Gaudí por, si mal no sigo recordando, el Paseo de gracia (Passei de Gràcia), después encaré para la Sagrada Familia, de camino a la cual pasé por una de tantas churrerías a la que mentalmente descarté, pero me respondió con un cartel: "HAY DULCE DE LECHE".
Descripción del churro con dulce de leche español: imaginen un churro de los españoles, osea, más finito que los nuestros, pero 100% de dulce de leche. Alrededor, la masa del churro, estirada hasta resultar un cañonazo. Alto Churro.
Me cuelgo con la escritura porque el paisaje español no está precisamente necesitado de kioscos. Es todo sierra y bueno, uno se distrae. Y no estoy particularmente pilas para escribir. Debería hablar de la Ciudad Vieja (Ciutat Vella) y la Barceloneta, pero no se cómo encararlo.
¿Cuántas veces habré escrito ya "no se cómo encararlo"? La ciudad vieja (El Barrio Gótico (Barri Goti), el Raval y el Born) y la barceloneta son barrios de calles angostas (enredadas las primeras, más razonables la última) y populares. La ciudad vieja además es la zona de los bares y la joda. Si, muy San Telmo el asunto, excepto que la crisis recién está llegando ahora. La crisis en este caso se refiere a todos los bares chetos (pijos) para el gringaje.
Evidentemente esta edición del diario de viaje se escribe en los trenes o, en este caso, esperado los trenes.
El otro día en el tren escribía sobre una de las pocas decisiones importantes de mi vida y creo que logré llegar al final de la cuestión. Así que voy a tratar de aprovechar esta espera y el viaje a córdoba para terminar de contar de Barcelona y, quizás, empalmar con este Madrid de los últimos tres o cuatro días.
No se muy bien por dónde empezar, como ya expliqué en el texto anterior. El primer medio día que pasé en Barcelona (Barna para los locales) lo único que hice fue ir a la plaza Catalunya, la central (¡Volvió la plaza central!), bajar por la Rambla hacia el mar, sin doblar ni una vez hacia la ciudad vieja, frenar un momento en el puerto, caminar hasta la playa y volver al hostel. Creo que di una vuelta más a la noche. Después me fui a la montaña unos lindos días.
Momentos después a bordo del tren, rogando que no suba gente y viajar en este asiento
Al bajar lo primero que hice es, ya que estaba en Plaza Espanya, subir al Montjuic, que es un cerro al lado de la ciudad vieja, de donde se ve buena parte de la ciudad y también están el museo de arte de Cataluña (ex palacio real, creo) la Joan Miró y, arriba de todo, el castillo.
Arrancó el tren, sale almorfar y sigo. Listo. Por ahora seguimos por la misma vía por la que ayer fui a Toledo, tratando de pescar cuándo se abre (Toledo es fin de vía).
Decía que subí al castillo de Montjuic a pleno Sol y humedad cual si de otra ciudad (cof) se tratara. De ahí si mal no recuerdo bajé a ver las casas de Gaudí por, si mal no sigo recordando, el Paseo de gracia (Passei de Gràcia), después encaré para la Sagrada Familia, de camino a la cual pasé por una de tantas churrerías a la que mentalmente descarté, pero me respondió con un cartel: "HAY DULCE DE LECHE".
Descripción del churro con dulce de leche español: imaginen un churro de los españoles, osea, más finito que los nuestros, pero 100% de dulce de leche. Alrededor, la masa del churro, estirada hasta resultar un cañonazo. Alto Churro.
Me cuelgo con la escritura porque el paisaje español no está precisamente necesitado de kioscos. Es todo sierra y bueno, uno se distrae. Y no estoy particularmente pilas para escribir. Debería hablar de la Ciudad Vieja (Ciutat Vella) y la Barceloneta, pero no se cómo encararlo.
¿Cuántas veces habré escrito ya "no se cómo encararlo"? La ciudad vieja (El Barrio Gótico (Barri Goti), el Raval y el Born) y la barceloneta son barrios de calles angostas (enredadas las primeras, más razonables la última) y populares. La ciudad vieja además es la zona de los bares y la joda. Si, muy San Telmo el asunto, excepto que la crisis recién está llegando ahora. La crisis en este caso se refiere a todos los bares chetos (pijos) para el gringaje.
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