Historias de Phillip Marlowe de Raymond Chandler (1939-1958)
Sí, es trampa. En vez de un libro, varios del mismo autor. Es que realmente ninguno se destaca sobre los otros, y tampoco son tan variados como para que alguno lo haga. Así que va la obra completa de Raymond Chandler, a saber:
The Big Sleep (1939)
Farewell, My Lovely (1940)
The High Window (1942)
The Lady in the Lake (1943)
The Little Sister (1949)
The Long Goodbye (1953)
Playback (1958)
De los que leí todos menos el primero, que casualmente es el más famoso, por la película de Humphrey Bogart.
Pequeña digresión sobre géneros: Hay una idea generalizada de que hay géneros literarios mayores y menores. Esta idea es común no sólo a los críticos y a los lectores, sino también en muchos casos a los escritores. Para mí eso es, si me permiten un término técnico, una pelotudez atómica. Además es como mínimo un poquito snob, porque la distinción, si entrás en detalles, es entre literatura popular y literatura "artística". Ojo que yo no estoy ajeno a ese esnobismo, con mi desconfianza de los tipos que escriben un best seller al año, sin haber leído ni uno de sus libros.
Pero los libros se dividen sencillamente en buenos y malos, y los escritores también. Un buen escritor puede saltar de géneros sin despeinarse, o también contar grandes historias, crear excelentes personajes, fabricar grandes textos sin moverse de algún género. Rechazarlo por ser de tal o cual género es básicamente juzgar al libro por la tapa, lo que, salvadas las distancias, es lo mismo que juzgar a una persona por el color de piel.
Y justamente eso es lo que le pasó a Raymond Chandler en los EE.UU. Durante gran parte de su vida fue considerado un escritorcito de policiales. Me remito al término técnico que usé unas líneas más arriba.
Chandler fue el gran maestro del policial negro, del detective duro que dispara más metáforas que balas, estilo mil veces imitado y parodiado, pocas veces igualado. Por sus novelas pasa lo mejor y lo peor de la humanidad, y se pinta a Los Ángeles como pocas ciudades han sido retratadas. Los casos son por un lado meras excusas para esos retratos de carácter, y por otro verdaderas tragedias casi inevitables. Los criminales suelen no ser malvados, tampoco pobres incomprendidos. Tan solo personas reales, con generosidades y mezquindades, envidias y amores, ambiciones y sueños, fortalezas y debilidades. Rara vez Marlowe los considera irredimibles, y al mismo tiempo rara vez tiene la esperanza de poder frenarlos a tiempo.
Nunca fui de "jugar en casa" cuando leo policiales, es decir, no hago demasiado esfuerzo por adivinar quién es el asesino. Mitad porque leo muy rápido como para frenarme a sopesar bien mis sospechas antes de seguir adelante. Los casos de Chandler no son fáciles de resolver. No es como Agatha Christie que siempre te deja todos los datos como para deducir la revelación del final, aunque esta sea tan inesperada que igual no la sacás. Tampoco es Marlowe un genio absoluto como Sherlock, a quien es imposible ganarle ni aunque quieras. Marlowe se queda con algunos datos importantes, que se pueden llegar a deducir, pero a veces salen de la nada. Pero los libros no son acerca del misterio, son acerca del proceso de resolución del misterio, y más aún, sobre la gente que aparece alrededor de esos misterios.
No cualquier escritor logra poner en el escenario personajes tan humanos. ¿Por qué descartarlo por escribir novelas donde además hay un misterio a resolver? ¿O porque transcurre en el futuro? ¿O porque transcurre en un mundo que nunca ha existido ni existirá? La gente es gente y los libros son libros. Cuando se está ante un gran escritor, todo lo demás es conversación.
Sí, es trampa. En vez de un libro, varios del mismo autor. Es que realmente ninguno se destaca sobre los otros, y tampoco son tan variados como para que alguno lo haga. Así que va la obra completa de Raymond Chandler, a saber:
The Big Sleep (1939)
Farewell, My Lovely (1940)
The High Window (1942)
The Lady in the Lake (1943)
The Little Sister (1949)
The Long Goodbye (1953)
Playback (1958)
De los que leí todos menos el primero, que casualmente es el más famoso, por la película de Humphrey Bogart.
Pequeña digresión sobre géneros: Hay una idea generalizada de que hay géneros literarios mayores y menores. Esta idea es común no sólo a los críticos y a los lectores, sino también en muchos casos a los escritores. Para mí eso es, si me permiten un término técnico, una pelotudez atómica. Además es como mínimo un poquito snob, porque la distinción, si entrás en detalles, es entre literatura popular y literatura "artística". Ojo que yo no estoy ajeno a ese esnobismo, con mi desconfianza de los tipos que escriben un best seller al año, sin haber leído ni uno de sus libros.
Pero los libros se dividen sencillamente en buenos y malos, y los escritores también. Un buen escritor puede saltar de géneros sin despeinarse, o también contar grandes historias, crear excelentes personajes, fabricar grandes textos sin moverse de algún género. Rechazarlo por ser de tal o cual género es básicamente juzgar al libro por la tapa, lo que, salvadas las distancias, es lo mismo que juzgar a una persona por el color de piel.
Y justamente eso es lo que le pasó a Raymond Chandler en los EE.UU. Durante gran parte de su vida fue considerado un escritorcito de policiales. Me remito al término técnico que usé unas líneas más arriba.
Chandler fue el gran maestro del policial negro, del detective duro que dispara más metáforas que balas, estilo mil veces imitado y parodiado, pocas veces igualado. Por sus novelas pasa lo mejor y lo peor de la humanidad, y se pinta a Los Ángeles como pocas ciudades han sido retratadas. Los casos son por un lado meras excusas para esos retratos de carácter, y por otro verdaderas tragedias casi inevitables. Los criminales suelen no ser malvados, tampoco pobres incomprendidos. Tan solo personas reales, con generosidades y mezquindades, envidias y amores, ambiciones y sueños, fortalezas y debilidades. Rara vez Marlowe los considera irredimibles, y al mismo tiempo rara vez tiene la esperanza de poder frenarlos a tiempo.
Nunca fui de "jugar en casa" cuando leo policiales, es decir, no hago demasiado esfuerzo por adivinar quién es el asesino. Mitad porque leo muy rápido como para frenarme a sopesar bien mis sospechas antes de seguir adelante. Los casos de Chandler no son fáciles de resolver. No es como Agatha Christie que siempre te deja todos los datos como para deducir la revelación del final, aunque esta sea tan inesperada que igual no la sacás. Tampoco es Marlowe un genio absoluto como Sherlock, a quien es imposible ganarle ni aunque quieras. Marlowe se queda con algunos datos importantes, que se pueden llegar a deducir, pero a veces salen de la nada. Pero los libros no son acerca del misterio, son acerca del proceso de resolución del misterio, y más aún, sobre la gente que aparece alrededor de esos misterios.
No cualquier escritor logra poner en el escenario personajes tan humanos. ¿Por qué descartarlo por escribir novelas donde además hay un misterio a resolver? ¿O porque transcurre en el futuro? ¿O porque transcurre en un mundo que nunca ha existido ni existirá? La gente es gente y los libros son libros. Cuando se está ante un gran escritor, todo lo demás es conversación.
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