La Desaparición de la Santa de Jorge Amado (1988)
"¡Vos siempre hablás de ese libro!", me dijo Leila, mi hermana, cuando le mencioné que este libro estaba en la lista. Es cierto, es un libro que suelo mencionar, de un autor que también suelo mencionar. Jorge Amado es uno de mis autores favoritos. No encontré todavía un sólo libro suyo que no me guste. Este es el primer libro suyo que aparece en la lista, y eso porque me moderé con la cantidad de libros de él que puse en la lista. Hay más de él más adelante, y no es de extrañar que el primero aparezca acá a mitad de tabla, inaugurando el top ten. Lamentablemente el libro en algún momento lo prestamos y nunca volvió, y ahora no lo estoy pudiendo conseguir, así que una vez más, reseña de memoria de libro leído hace bastante.
La novela abre con un cura acompañando una imágen de Santa Bárbara en viaje de Santo Amaro a Bahía para una exposición. El barco llega y la santa se baja de su pedestal, le agradece el viaje y se pierde en las calles de la ciudad. A partir de ahí la acción se divide entre la policía intentando encontrar la estatua y el ladrón, apurados por la jerarquía de la iglesia; la santa, mejor dicho, Iansá, recorriendo las calles y defendiendo a su pueblo que sobrevive bajo la dictadura; y como para completarla, como para agregar una nota Felliniana al asunto, un equipo de franceses filmando un documental sobre Bahía, para los que se organiza un Carnaval fuera de fecha.
Y básicamente eso es todo. ¡Ja! Como si fuera poco... La Desaparición de la Santa es un libro relativamente corto, lineal, y en con un argumento bastante sencillo, sin grandes sorpresas ni misterios, y sin embargo la novela no resulta superficial. A Jorge Amado le aclanza con eso para presentar un cuadro de la Bahía de los años '70. No recuerdo si hay una fecha exacta, pero Caetano está de vuelta del exilio, así que estimo que es esa época.
Una cosa que me gusta mucho de Jorge Amado es que como narrador, nunca se esconde. Su punto de vista está siempre abiertamente en el texto, o a lo sumo en algún comentario mínimo en sus alrededores. Por eso no es casual la referencia al exilio y a la dictadura. El narrador dice abiertamente que está contando estas cosas porque hay gente que ya parece estarse olvidando de lo que pasó durante la dictadura. Dictadura que había terminado 3 años antes de la publicación del libro.
Dentro del jolgorio que es el libro, una celebración del pueblo bahiano y, por extensión, de todo el pueblo brasilero, de su capacidad para resistir los embates represivos, de su capacidad para hallar alegría en medio de la represión, de los santos que lo defienden, de su ingenio frente a la estupidez de la represión y los represores; dentro de esa atmósfera, ese llamado de atención, esa invocación a la memoria, ese prohibido olvidar, resulta mucho más efectiva que en cualquier panfleto dedicado exclusivamente a eso. La exaltación de las virtudes del pueblo es algo que uno espera en una novela de Jorge Amado, y en medio de eso una crítica tan puntual y tan fuerte no se puede obviar.
Esto es lo mejor de esta serie de reseñas/divagues. Lo que acabo de expresar en el párrafo anterior no me había pasado por la cabeza hasta recién. Es decir, ese comentario editorial no se me había escapado, evidentemente es uno de los detalles que más me llamaron la atención, porque no sólo lo sigo recordando sino que me pareció tan importante como para ponerme a escribir sobre él. Pero el por qué destaca tanto no se me había ocurrido hasta recién. Pero eso es lo bueno de releer o, en este caso, repensar, uno descubre cosas que estuvieron siempre ahí, pero no había visto la primera vez. Otro de los tantos placeres de la lectura.
"¡Vos siempre hablás de ese libro!", me dijo Leila, mi hermana, cuando le mencioné que este libro estaba en la lista. Es cierto, es un libro que suelo mencionar, de un autor que también suelo mencionar. Jorge Amado es uno de mis autores favoritos. No encontré todavía un sólo libro suyo que no me guste. Este es el primer libro suyo que aparece en la lista, y eso porque me moderé con la cantidad de libros de él que puse en la lista. Hay más de él más adelante, y no es de extrañar que el primero aparezca acá a mitad de tabla, inaugurando el top ten. Lamentablemente el libro en algún momento lo prestamos y nunca volvió, y ahora no lo estoy pudiendo conseguir, así que una vez más, reseña de memoria de libro leído hace bastante.
La novela abre con un cura acompañando una imágen de Santa Bárbara en viaje de Santo Amaro a Bahía para una exposición. El barco llega y la santa se baja de su pedestal, le agradece el viaje y se pierde en las calles de la ciudad. A partir de ahí la acción se divide entre la policía intentando encontrar la estatua y el ladrón, apurados por la jerarquía de la iglesia; la santa, mejor dicho, Iansá, recorriendo las calles y defendiendo a su pueblo que sobrevive bajo la dictadura; y como para completarla, como para agregar una nota Felliniana al asunto, un equipo de franceses filmando un documental sobre Bahía, para los que se organiza un Carnaval fuera de fecha.
Y básicamente eso es todo. ¡Ja! Como si fuera poco... La Desaparición de la Santa es un libro relativamente corto, lineal, y en con un argumento bastante sencillo, sin grandes sorpresas ni misterios, y sin embargo la novela no resulta superficial. A Jorge Amado le aclanza con eso para presentar un cuadro de la Bahía de los años '70. No recuerdo si hay una fecha exacta, pero Caetano está de vuelta del exilio, así que estimo que es esa época.
Una cosa que me gusta mucho de Jorge Amado es que como narrador, nunca se esconde. Su punto de vista está siempre abiertamente en el texto, o a lo sumo en algún comentario mínimo en sus alrededores. Por eso no es casual la referencia al exilio y a la dictadura. El narrador dice abiertamente que está contando estas cosas porque hay gente que ya parece estarse olvidando de lo que pasó durante la dictadura. Dictadura que había terminado 3 años antes de la publicación del libro.
Dentro del jolgorio que es el libro, una celebración del pueblo bahiano y, por extensión, de todo el pueblo brasilero, de su capacidad para resistir los embates represivos, de su capacidad para hallar alegría en medio de la represión, de los santos que lo defienden, de su ingenio frente a la estupidez de la represión y los represores; dentro de esa atmósfera, ese llamado de atención, esa invocación a la memoria, ese prohibido olvidar, resulta mucho más efectiva que en cualquier panfleto dedicado exclusivamente a eso. La exaltación de las virtudes del pueblo es algo que uno espera en una novela de Jorge Amado, y en medio de eso una crítica tan puntual y tan fuerte no se puede obviar.
Esto es lo mejor de esta serie de reseñas/divagues. Lo que acabo de expresar en el párrafo anterior no me había pasado por la cabeza hasta recién. Es decir, ese comentario editorial no se me había escapado, evidentemente es uno de los detalles que más me llamaron la atención, porque no sólo lo sigo recordando sino que me pareció tan importante como para ponerme a escribir sobre él. Pero el por qué destaca tanto no se me había ocurrido hasta recién. Pero eso es lo bueno de releer o, en este caso, repensar, uno descubre cosas que estuvieron siempre ahí, pero no había visto la primera vez. Otro de los tantos placeres de la lectura.
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