Que el sindicalismo argentino tiene mucho para criticar es más que un lugar común, repetido hasta el hartazgo por más de media clase media y prácticamente de todos los medios que les, te, nos cargan de lugares comunes. También hay bastante de cierto.
Pero que alguien diga que está en contra de cualquier cosa que sea gremio o sindicato, me parece como mínimo un poquito extremo. Y me puso a pensar cuánto le debo yo a los sindicatos de los trabajos de mis viejos y mis abuelos.
Breve lista de memoria: De, digamos, 20 veces que me fui de vacaciones en mi vida, al menos 12 fue a hoteles sindicales, o en viajes armados por algún sindicato. Recién cuando fui grande y agarré la mochila empecé a viajar de otra manera. Los guardapolvos y útiles que usamos mis hermanos y yo durante la primaria salieron más o menos la mitad de compras generales de algún u otro gremio. Recuerdo al menos una fiesta del día del niño o similar, en que "tocaba" ni más ni menos que Titanes en el Ring, aunque yo no me sentía bien, o arrugué o no se qué onda, y nos fuimos temprano. Ni hablar de la cobertura de la obra social, antes de que el m*n*mato las destruyera. Y en este momento no estoy seguro si la guardería y el jardín al que fui eran del sindicato o solamente del Correo que en esa época era estatal.
Y esto es sin contar todas las cosas de las que nunca me debo haber enterado con respecto a los sueldos, ni entrar en el papel que tuvieron CTERA y ATE en la resistencia al m*n*nismo durante los '90, que esa ya la vi más directamente como estudiante.
Supongo que mucha gente no tuvo esas experiencias, quizás porque sus familias no trabajaban para el estado, y entonces tenían gremios menos importantes, o porque sus familias tenían ingresos suficientes como para pagar de sus bolsillos todo lo que yo le debo a los sindicatos y al estado, o quizás porque se criaron más en los '90 y ahí las cosas eran diferentes.
Pero creo que es importante no olvidarse de lo mucho de bueno que nos han dado los sindicatos, no solo para defenderlos, sino para exigirles/nos que sigan existiendo esas experiencias. Y me quería no sólo compartir mis memorias, sino además pedirles que compartan las suyas si las tienen.
Pero que alguien diga que está en contra de cualquier cosa que sea gremio o sindicato, me parece como mínimo un poquito extremo. Y me puso a pensar cuánto le debo yo a los sindicatos de los trabajos de mis viejos y mis abuelos.
Breve lista de memoria: De, digamos, 20 veces que me fui de vacaciones en mi vida, al menos 12 fue a hoteles sindicales, o en viajes armados por algún sindicato. Recién cuando fui grande y agarré la mochila empecé a viajar de otra manera. Los guardapolvos y útiles que usamos mis hermanos y yo durante la primaria salieron más o menos la mitad de compras generales de algún u otro gremio. Recuerdo al menos una fiesta del día del niño o similar, en que "tocaba" ni más ni menos que Titanes en el Ring, aunque yo no me sentía bien, o arrugué o no se qué onda, y nos fuimos temprano. Ni hablar de la cobertura de la obra social, antes de que el m*n*mato las destruyera. Y en este momento no estoy seguro si la guardería y el jardín al que fui eran del sindicato o solamente del Correo que en esa época era estatal.
Y esto es sin contar todas las cosas de las que nunca me debo haber enterado con respecto a los sueldos, ni entrar en el papel que tuvieron CTERA y ATE en la resistencia al m*n*nismo durante los '90, que esa ya la vi más directamente como estudiante.
Supongo que mucha gente no tuvo esas experiencias, quizás porque sus familias no trabajaban para el estado, y entonces tenían gremios menos importantes, o porque sus familias tenían ingresos suficientes como para pagar de sus bolsillos todo lo que yo le debo a los sindicatos y al estado, o quizás porque se criaron más en los '90 y ahí las cosas eran diferentes.
Pero creo que es importante no olvidarse de lo mucho de bueno que nos han dado los sindicatos, no solo para defenderlos, sino para exigirles/nos que sigan existiendo esas experiencias. Y me quería no sólo compartir mis memorias, sino además pedirles que compartan las suyas si las tienen.
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