Boquense en Francia X -- París, 1 de 2

París, casa de couchsurfer, 13/10/2013, a la noche.
Transcripto y reescrito en el tren, 17/10/13 a la tarde, mientras me despido de París.

París se parece mucho a Buenos Aires. No, mal, no es que se parezcan una a la otra, y en todo caso Buenos Aires se parecería a París, es una cuestión ordéica. Pero desde que llegué a París tengo una constante sensación de familiaridad. Leila ya habló de esto en su post al respecto, o al menos espero que lo haya hecho para cuando yo publique esto que estoy escribiendo, pero veamos qué logramos.

Lo primero y más obvio que resulta similar es la arquitectura en general. Claramente Buenos Aires no tiene las construcciones monumentales de París, pero el estilo de cada edificio de cada calle podría perfectamente estar en Palermo, Congreso, Recoleta, el Centro e incluso barrios tradicionalmente menos franceses como Almagro, San Cristobal o San Telmo. Los detalles de las ventanas y las paredes son siempre muy similares. Las diferencias más fuertes son la ausencia del típico serrucho, porque acá todos los edificios son de la misma altura en la misma cuadra, y el caos de las calles que van cada una donde les pinta. Para colmo, también está arbolado con plátanos y tipas. Por poner un ejemplo que no se si tengo fotografiado, paseando por Montmartre llegué de pronto a la Rue Caulaincourt y dije "Pah, Coronel Díaz y/o Honduras!". Mismo estilo, mismos árboles, misma luz.

Pero no es sólo la arquitectura. Rubio más rubio menos, negro más negro menos1, la gente que uno ve en la calle se parece. En las fachas, las pilchas, las actitudes y los gestos, aunque las pilchas siempre prolijas y sin los gestos italianos. No se bien cómo explicarlo, es una sensación constante y que no ayuda nada a mi nostalgia. Cada vez que miro tengo que mirar de nuevo porque algo no concuerda.

También influye que hacían seis meses que no estaba en una ciudad grande, que no eran normales los edificios de más de cuatro o cinco pisos, las masas de gente por todos lados y el tráfico inevitable, los bondis y el subtemetro, andar mirando el mapa de queruza porque hay que cuidarse, la mugre en la calle, los alrededores de estación, el cielo medio escondido, bizarreadas como un inodoro en medio de la vereda, basura en la calle y gente revolviéndola, gente durmiendo en la calle, la ciudad despierta un domingo once de la noche.

Bueno y entonces, ¿en qué se distinguen París y Buenos Aires? Veamos. Una es obvia, se habla francés. Las siguientes son un poco más sutiles, pero notables: una, los cafés tienen las sillas una al lado de la otra detrás de la mesa mirando la calle en vez de enfrentadas, y en general tienen carteles de neón rojo y/o toldos bordó con letras blancas, mucho ventanal luz interior tranquila rojiza y paredes de madera oscura. Otra, la "negrada", son árabes (en el sentido más amplio de la palabra) o africanos (ídem). Los y las que atienden en los lugares turísticos, en el tren, los bondis, los que manejan los camiones de basura, etc. son muy mayoritariamente negros y negras (notablemente buena proporción de mujeres). Los árabes (turcos, libaneses, marroquíes, etc.) son más de la comida al paso. Lo que me recuerda que en algún momento voy a tener que escribir algo sobre la musulmanización de Francia, quizás cuando pueda comparar con España.



París, 14/10/2013, mañana casi mediodía.

Me senté en unas escalinatas en la dársena del arsenal (Basin de l'arsenal), pero ya no se qué quería escribir. Creo que en ningún momento puse punto por punto qué visité, ¿no? Listemos:

El viernes mi anfitrión me llevó al barrio latino (léase con el gesto correspondiente) a almorfar crêpe avec oeuf, jambon et fromage, que fuimos a comer en la arene de Lutece, un parque en las ruinas del anfiteatro romano. De ahí fuimos hasta el Jardin des plantes, donde está el museo de historia natural y el zoológico y donde anfitrión se fue a seguir su día. Ahí yo apliqué el algoritmo de Juan Salvo y me fui al Rio, donde me encontré coon la Gare d'Austerlitz que tiene la particularidad de que el metro sale del 1er piso y flashié Perdido Street Station. De ahí caminé por la ribera hasta la Île de la Cité y Notre Dame, donde entré y entré también al tesoro. A la salida fui hasta el Hôtel de ville, di ya no se qué vuelta, volví al rio y caminé hasta el Musee d'Orsay, sólo para mandarle una foto del mismo a Leila, y ahí tomé el metro de vuelta.

El sábado arranqué relativamente temprano y en metro a Sacre-Coeur en Montmartre, de ahí caminé hasta el Arco del Triunfo, de ahí a la Torre, más precisamente a su 2do piso (¡por escalera!), de ahí por atrá sde la escuela militar hasta Invalides, su explanada, los dos palacios (osea, del otro lado del rio) los Champs Elysees y las Tullerías hasta la puerta del Louvre, donde una vez más, metro y al mazo.

Domingo fue Versailles con complicaciones de transporte por estar una línea en travaux. Y hoy arranqué a desayunar al rio, frente a la Île de la cité y de ahí caminé cruzando la île de Saint-Louis (?) hasta la columnata de la Bastilla (notablemente un monumento a los trois gloriouses de 1830, no a 1789) y acá estoy, con las manos frías que piden parar de escribir y volver a caminar.



Tren París --> Bordeaux, 17/10/2013

Terminé de transcribir justo justo cuando el tren llega a la primer estación. Este no es directo, para en Saint Pierre des Corps (¿Tours?) y Angoulême antes de Bordeaux. Completemos la lista de recorridos:

De donde escribí eso seguí por el río básicamente hasta que se acabó París, osea, hasta que crucé el periférico, donde pegué un tercio de vuelta y de golpe me encontré en el chinatown de París, caminando de vuelta al depto donde estaba parando. Al rato arrancamos con el muchacho a caminar vía la Sorbona a un centro comercial a comprar unas cosas que el chabón necesitaba, y de ahí a encontrarnos con unos amigos suyos (Serbio y Coreano) con quienes fuimos a un bar mágico donde estaba 3€ la pinta + plato de papitas a la provenzal (papas de posta, no MacCain). La noche se hizo larga y yo me fui tras tres pintas bastante estiradas.

Martes fue Musee d'Orsay toda la mañana, a la salida fui hasta la Opera, y ai sí que no me sentí en Buenos Aires. Ese pedazo del 1er Arrondisement probablemente sea la parte de más plata de toda la ciudad y no se parece para nada a Buenos Aires, ni siquiera sus partes más ricas. Cuestión que di larga vuelta buscando dónde almorfar, hasta que encontré lo que estoy buscando hace medio año: ¡Pizza con gusto a pizza! Panza llena corazón contento, me volví al depto para mudarme a lo de un amigo de la facu, que me alojó hasta hoy.

Ayer miércoles, el día más espantoso de todos los que he estado en París, fui al Louvre y me recorrí, estimo que el 90%. 7 horas estuve ahí adentro, mientras afuera llovía, pero cuando salí se había despejado, aunque todo estaba empapado. Tan linda se había puesto la tardenoche que me quedé dando un par de vueltas por el centro, pese al cansancio, hasta llegar a saludar a Notre Dame y encontrarme por primera vez con la situación de no poder subir al metro porque estaba demasiado lleno, en la estación más linda que conocí, Cité.

Y hoy fue una mañana tranquila, salí a dar una vuelta por los alrededores del depto de Lean, gracias a lo que me encontré que a) es todavía más parecido a cualquier calle de Buenos Aires, b) en la misma cuadra vivió Lenin en 1908/9 (nunca me putié tanto por haber salido sin cámara) y c) a la vuelta hay un parque muuuuy buena onda. Y acá estoy, en el tren de vuelta a Bordeaux, para parar una noche y seguir a Toulouse.



Por supuesto que eso no es más que un recuento, casi estéril, de lo que vi e hice en París. Me pregunto por qué me cuesta tanto contar más profundamente. Quizás sea estar permanentemente en contacto, tecnología mediante, quizás sea que me exijo un nivel mayor que el que me exigía en México, quizás redondamente tengo fiaca. Me tengo anotadas algunas anécdotas que puedo contar, vamos a por ellas.

La primera la podriámos denominar "Las tres buenas acciones". Son microanécdotas que tienen las tres un tema en común: la otra persona hablaba castellano. Porque había mucha, mucha, mucha gente hablando en castellano.

Hablemos de eso antes: es increíble cuántos idiomas distintos habla la gente. A diferencia de Bordeaux, y para mi alegría, en París todo tiende a estar en francés, inglés y español, en vez de inglés solo o, en algunos casos, cualquier idioma menos español. Pero la cantidad de idiomas distintos que se escuchan en los lugares turísticos (Notre Dame, el Arco, la Torre, los museos) es sorprendente. Los planos del Louvre, que creo que son los más variados que vi, tenían esos tres idiomas, italiano, alemán, árabe, chino, japonés y polaco seguro, posiblemente ruso y portugués también, pero ahí ya no me acuerdo. Y pese a eso hay mucha gente que habla otras cosas, básicamente nunca sabés qué va a hablar el que tenés adelante. Más allá de eso, siendo justo el fin de semana del 12 de octubre, estaba particularmente lleno de españoles, y había muchos criollos de todo nuestro continente. Cuando me senté en las gradas de Notre Dame, el primer lugar realmente turístico en el que estuve, escuché español por todos lados como no me pasaba desde Ezeiza.

Volvamos a las tres buenas acciones. Domingo en Versailles, cola para sacar boleto de vuelta en la máquina automática. El camino "normal" para ir a Versailles es tomarse el RER (errier) C VICK, que termina en Versailles Château, pero resulta que el RER C estaba llegando sólo a las puertas de París, por lo que para volver había que tomar otro tren que no figura en las guías turísticas. Era tal el quilombo que en cada máquina había un/a empleada/o de la SNCF para ayudar a los turistas. Resulta que adelante mío había unos muchachos, estimo que del caribe, no recuerdo bien, que pensaban que el boleto salía los 1,70 que sale en París cuando en realidad sale 3,35, y tenían que pagar cash, es decir monedas, y obviamente no tenían la plata. Cuando entendieron la secuencia se encontraron con que tenían que hacer la cola entera de la boletería, alto garrón que les evité ofreciéndoles que me den la plata y pagar yo con mi carte. Buena acción del domingo.

El lunes como ya dije bajé a desayunar al rio, y después seguí caminando. Osea que cuando crucé la Île de nosequién, lo hice con el termo a cuestas, a la uruguaya. Y cuando tras pasar el rio crucé no se qué avenida medio en rojo, en la vereda me recibieron una cana con cara de "che, la bardeaste" y al mismo tiempo otra flaca que me preguntó asombrada (y con un acento que todavía no se de dónde es) "¿¿Dónde conseguiste el mate??" La buena acción son obviamente los dos mates salvadores que le cebé, justo cuando ella estaba yendo a comprarse yerba en algún lado del Quartier Latin.

Y la última es que caminando frente al palacio de justicia con anfitrión una chica con un mapa en la mano me para para hacerme una pregunta: "Excuse muá?". "¡Dime!", respondí yo. "¡Ah! ¿Hablas español?" la chica, aliviada que me hizo una pregunta que no supe responder, pero anfitrión sí. La pregunta que se deben haber hecho tanto la chica como anfitrión, de hecho él admitió que se lo había preguntado, es cómo me di cuenta que la flaca era criolla. Fácil: por el aplique de la bandera de Venezuela en la manga de la campera de uno de los flacos que estaba con la chica en cuestión.



Lo siguiente de lo que debería hablar es qué onda cada uno de estos lugares que estuve, al menos brevemente. Pero creo que lo voy a hacer más tarde y/o otro día. Llevo dos horas escribiendo básicamente sin parar y ya estoy un toquecín cansado.




1¿Pensaste que «negros más» aplicaba a Argentina? Erraste, andá y rezate tres inadinuestros en penitencia.

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